jueves, 30 de abril de 2009

El Día del Trabajo

Mañana viernes los trabajadores del mundo, a excepción de la american working class, celebrarán el Día del Trabajo, efeméride de alta connotación política que se supone sirve para tomar conciencia de la dignidad y los problemas de los trabajadores, que son –al final– las todo el mundo, si descontamos a los vagos irredentos y a quienes viven de las rentas.

Sin embargo, yo me pregunto si vale la pena "celebrar" el trabajo, pues si pudiera no le trabajaría un peso a nadie y me las pasaría en un primero de mayo eterno. Ahora eso no significa que no haya que "conmemorar" esta fecha, que no por nada recuerda una tragedia: la matanza de trabajadores en Chicago allá por inicios del siglo XX, si mal no recuerdo (y los gringos que se hacen los lesos).

No soy católico, ni judío ni musulmán, pero tengo clara la enseñanza bíblica de cuando Adán se embuchó la manzana prohibida y Diosito –que era gruñón antes de Jesusito– lo castigó sacándolo del paraíso terrenal con las siguientes palabras: "Pagarás con el sudor de tu frente", metáfora claramente referida a tener que deslomarse para poder vivir.

Hoy, muchos de nosotros que leemos este blog (a los que no pueden, capaz se les aplica a la pata de la letra la maldición adánica) tenemos que pagar con el sudor de las pelotas (al menos los varones), sentados 9 horas diarias frente a una pantallita, produciendo quizá que intangible, esperando el timbre de salida cual Pedro Picapiedra.

En el Episcolario que sostengo con GB, nos hemos detenido bastante en el tema, y hemos llegado a las siguientes conclusiones:
  • el trabajo NO dignifica, porque sino los reyes y los millonarios trabajarían (tener no es un oficio), además que no hay nada más indignante que tener el cuerpo atado a un destino (oficina, sucucho, volante, cualquier "puesto" de trabajo en general) y un superior de los que no puedes escapar, de 9:00 a 19:00.
  • el trabajo NO hace libre, pues sino los nazis no habrían necesitado poner ese eslogan (Arbeit macht Frei) en los campos de concentración, donde la actividad de los presos eran trabajos forzados. Por eso es que también en Esmeraldas muchos afroecuatorianos no trabajan, aduciendo que ya NO son esclavos.
  • el trabajo NO te define como persona, porque sino se hace patente la imagen orwelliana de homos faber grises e iguales.
En lo único que hay razón es en que es mejor tener en qué trabajar que estar desempleado, pero –me temo– este aserto se produce por la confusión que hay entre dinero (dulce y deseable) y trabajo (que es el único medio que tenemos los mortales para obtener plata).

O sea, no dudo que hay más sanidad en un ludópata que sueña con ganarse el Kino, que en un trabajólico, pese al prestigio que tiene dicha afección (incluso hay personas en entrevistas de trabajo que responden que su peor defecto es ser muy "trabajólico"). En la misma lógica, los ladrones –en general gente pobre– le dicen "giles" a los que trabajan, pues saben que de no tener por oficio ser amigos de lo ajeno, su destino sería sacarse la crisma para ganar 150 lucas, sentados 10 horas en un puesto de peaje o contando plata ajena en un supermercado. Lo anterior, sin duda nos lleva a la peor dimensión del trabajo, que es cuando éste es precario y producto de relaciones sociales tan desiguales.

Quizá por todo lo anterior, haya sabiduría en la paradoja de "celebrar" el día del trabajo, sin tener que trabajar.

7 comentarios:

  1. Esto creo que debiera ir en la franja cultural del Citizen, la que se podría estrenar mañana aprovechando el feriado. No hay nadie que haya tratado mejor el tema del calvario de trabajar que el rumano Emile Cioran. Este es un pasaje de su aptamente titulado libro “En las Cimas de la Desesperación”:

    La Degradación mediante el Trabajo

    Los seres humanos trabajan en general demasiado para poder continuar siendo ellos mismos. El trabajo es una maldición que el ser humano ha transformado en voluptuosidad. Trabajar con todas nuestras fuerzas únicamente por amor al trabajo, regocijarnos de un esfuerzo que no conduce más que a resultados sin valor, estimar que sólo podemos realizarnos mediante una labor incesante, es algo escandaloso e incomprensible.

    El trabajo permanente y constante embrutece, trivializa y nos convierte en seres impersonales. El centro de interés del individuo se desplaza desde su ámbito subjetivo hacia una insulsa objetividad; el ser humano se desinteresa entonces por su propio destino, por su evolución interior, para apegarse a cualquier cosa: el trabajo verdadero, que debería ser una actividad de transfiguración permanente, se ha convertido en un medio de exteriorización que hace abandonar al hombre la intimidad de su ser.

    Es significativo que la palabra trabajo haya acabado designando una actividad puramente exterior en la cual el ser no se realiza: sólo realiza. Que todo el mundo deba ejercer una actividad y adoptar un modo de vida que, en la mayoría de los casos, no le conviene, es un hecho que ilustra la tendencia al embrutecimiento mediante el trabajo. El hombre ve en el conjunto de las formas del trabajo un beneficio considerable; pero el frenesí de la labor es signo en él de una propensión al mal. En el trabajo, el ser humano se olvida de sí mismo, lo cual, sin embargo, no produce en él una dulce ingenuidad, sino un estado próximo a la imbecilidad.

    El trabajo ha transformado al sujeto humano en objeto, y ha convertido al hombre en un animal que cometió el error de traicionar sus orígenes. En lugar de vivir para sí mismo –no en el sentido del egoísmo sino de una vida dedicada a la búsqueda de la plenitud- el ser humano se ha convertido en un esclavo lamentable e impotente de la realidad exterior.

    ¿Dónde encontrar el éxtasis, la visión y la exaltación? ¿Dónde está la locura suprema, la voluptuosidad auténtica del mal? La voluptuosidad negativa que encontramos en el culto al trabajo es más un signo de miseria y de mediocridad, de mezquindad detestable, que de otra cosa.

    ¿Por qué los seres humanos no decidirían de repente abandonar su trabajo para comenzar uno nuevo totalmente diferente del que están ejerciendo inútilmente? ¿No basta con tener la conciencia subjetiva de la eternidad? Si la actividad frenética, el trabajo ininterrumpido y la trepidación han destruido algo, es sin duda el sentido de la eternidad, del cual el trabajo es la negación. Cuanto más aumentan la búsqueda de los bienes temporales y el trabajo cotidiano, más se vuelve la eternidad un bien lejano, inaccesible. De ahí que los espíritus demasiado emprendedores posean perspectivas tan limitadas, de ahí la mediocridad de su pensamiento y de sus actos.

    Y, a pesar de que yo no opongo al trabajo ni la contemplación pasiva ni el ensueño vaporoso, sino una transfiguración desgraciadamente irrealizable, prefiero sin embargo una pereza que lo comprende todo a una actividad frenética e intolerante. Para despertar al mundo hay que exaltar la pereza. Porque el perezoso tiene infinitamente más sentido metafísico que el agitado.

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  2. las coincidencias, justamente la imagen que ilustra este post, vienen de Rumania.

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  3. Apoyo decididamente la creación de la sección cultural del Citizen. No me puede interpretar más la "crítica al trabajo" esbozada por AA y por Cioran.
    Muchas veces me he preguntado cómo hubiera sido mi vida de haber nacido en una socialdemocracia. Un sistema económico que me hubiese permitido un par de buenos sabáticos, que hubiese podido compartir, por ejemplo, entre escritura y paternidad... No, pues... Tuve que pasar esos hermosos años viajando entre la Reina y el Centro, de cuello y corbata...

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  4. y de Rumania también venian los chupasangres...uhhhh.
    sip y creo que además de lo cultural el citizen debería incluir Horoscopo y ventanita sentimental...

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  5. Mefisto: Mejor el tarot, pero el lunes, para sacarle la foto a la semana.

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  6. ... sería un descaro celebrar el día del trabajador, si me las tiro de lo lindo.

    Cuando celebren el día del "investigador precario que pierde mucho tiempo en Internet"(categoría ambigua que define a un sociologo que vive de proyextos eventuales, pegas puntuales, asesoría mulas y que pasa horas pegado al PC) ... ahí estaré en primera fila.

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