lunes, 13 de abril de 2009
Marco Enríquez - Ominami
El principal beneficiario del episodio de bullyng concertacionista no fue Piñera, sino el hasta ahora inocuo Marco Enríquez - Ominami, pues ahora en adelante no será tan fácil para la guardia pretoriana de Frei hacerlo a un lado.
Marco (lo trataré por el nombre para ahorrarme la lata de escribir su apellido con guión que busca expresar alcurnias de nuevo cuño) marca en las encuestas porque dio en un clavo que duele: la fatiga de la Concertación, y la semana pasada hábilmente capitalizó justamente eso, participando de los programas Factor Guillier y Tolerancia Cero, donde instaló un discurso generacional muy interesante: se acabó el tiempo de los políticos previos al Golpe, que además hicieron la transición, ellos son los agotados, es hora de una nueva camada igualmente concertacionista, para un país diferente.
Enríquez y Ominami
Sin embargo, el aludido sigue sin ser santo de mi devoción. Sin contar que es pésimo cineasta (cosa que él mismo reconoce), me molesta su vanidad y frivolidad (un gen muy MIR, si se me permite la crítica, pero transplantado al horroroso contexto de la cultura televisiva) las que expresa a cada rato en su habla barroca, llena de retruecanos, frases entre comas, y reflexiones churchillianas, propias de quien se entrevista a sí mismo en la ducha. Pero ese no es el problema central.
Marco sabe que todo su tinglado es inconducente si no va por la Concertación o el Juntos Podemos, porque sino su aventura no se diferenciará de la de Arrate o Navarro, y tres socialistas por fuera ya es mucho redundar, por muy tercera vía que quiera mostrarse. Así, su éxito, a lo más, será vencer a sus compañeros free-riders y hasta eventualmente a Zaldívar, para luego darle la pasada a Frei en una segunda vuelta, si la hay.
El ogro Escalona
En tal sentido se entiende a Escalona –el gran ogro de este momento y blanco preferido de cualquier pelagato (si yo fuera él me querellaría contra Pamela Jiles por su columna en el The Clinic, nunca había leído algo tan grosero y mala leche)– quien se ve desesperado por evitar la desbandada de las legiones previo a una batalla que cada vez se ve más perdida (el fantasma de 7 PS distintos, todos con apellido).
Si bien es cierto que las prácticas escalonistas son deleznables, él representa una cara muy real de la política, la que no queremos ver, que es la de la fuerza para aunar voluntades e imponer el poder, en este caso un candidato único. Podremos persinarnos ante eso, pero sin eso no hay política, sino pregúntenle a Max Weber (no a Lagos Weber, quien constitucionalmente no puede ser candidato, pues no nació en Chile).
Atajar a Marco podrá ser antidemocrático, pero es un problema de supervivencia en el que no se pierde tanto. Siendo honestos ¿qué tan distinto sería su Gobierno, por ejemplo, al de Bachelet? ¿No es acaso Marcos Enríquez - Ominami un conspicuo miembro más de la familia política? De outsider, poco.
Me gustaría salir a tomar unos tragos con Marco y cuando esté bien curado, preguntarle por quién cree que va a ganar la presidencial, porque me tinca que su caballo es Piñera, y en eso no se distancia tanto de Schaulsohn, quien ayer en Tolerancia Cero no escatimó elogios para el jovencito de la (su propia) película, feliz, porque refuerza la idea de que la crisis de la Concertación es terminal (lo que puede ser cierto) y Frei 2.0, una ilusión, o un dejavú o una mala secuela fílmica.
Sin embargo, Marco –sin ser el hombre– expresa una necesidad urgente, renovar la clase política, sin que esto implique darle el poder a la derecha, o de lo contrario cada vez el poder será más matusalénico, y esto de dar de comer a carcamales se va a tornar costumbre: ¡Aylwin 2014!
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De los defectos que se le pueden atribuir al Mir no sé si frívolo es uno de ellos, pero bueno. Respecto a Escalona y Jiles, lo leí y no lo encontre tan escándaloso. Además Escalona me parece un tipo bien despreciable, es difícil encontrarle el lado amable.
ResponderEliminarAhora, sobre Marco H-O ( es curioso, la mayoria de las veces que se pone el famoso guionsito es para que suene algo aristocrático, estilo Cruz-Jhonson o Viera-Gallo. En este caso es para capitalizar una cierta sensibilidad de izquierda revolucionaria, bien posmoderno) él me desagrada profundamente. Sin embargo, me alegra su presencia como candidato, puede hacer pedazos a la concertación sin que eso signifique aliarce con la dercha (como los patéticos de Schausson, Flores y Zaldivar), y tiene tanta verborrea como Piñera lo que puede ayudar a catalizar sus "virtudes" en eventuales debates.
Renato.
Puede discutirse si el MIR fue frívolo o no, a mi me late que sí, pero no tengo más argumentos que la figuración de sus líderes no se condecía con su propuesta revolucionaria, pues la exposición fregaba cualquier intento serio de complot. Al final, llamaron a las armas, y no tenían ni pistolas.
ResponderEliminarSobre Escalona, tengo sensaciones encontradas, porque se cacha que tiene un perfil matonesco de dirigente de club de barrio, pero ha sabido respaldar gobiernos, lo que no es poco. Es de esas figuras que se aborrecen de la boca para afuera, pero que se inventan si no están. Le tengo el mismo respeto que a Longueira, léase como jugador de ajedrez.
Sobre Marco Henríquez, me imagino que su aceptación dependerá de cuán importante es la Concertación para cada uno. Yo estoy dividido, pienso que puede ser bueno que desaparezca y volver a los tres tercios, pero la lógica me indica que nunca peor es mejor (con peor me refiero a la llegada de la derecha a La Moneda), en tal sentido, sí, me siento chantajeado por la Concerta, al menos hasta esta pasada.
A mí no me queda claro cuál es el objetivo de la campaña de Marco Enríquez-Ominami (sobre el tema de la alcurnia que otorgan los guiones, ya hemos hablado acá:
ResponderEliminarhttp://japines.blogspot.com/2009/02/episcolario-oligo-arquia.html
El sistema binominal a dos vueltas ha institucionalizado los saludos a la bandera y en vez de tender a la formación de coaliciones estables (una de sus supuestas ventajas) lo que ha fomentado es la consolidación de bloques excluyentes cuya razón de ser se reduce, cada vez más, a impedir que los de al frente lleguen al poder. El que desee correr por fuera de las dos pistas autorizadas sabe que sus votos no cuentan más allá de lo testimonial (y todos sabemos el impacto que estas campañas testimoniales tienen sobre los que están en el gobierno).
Nunca entendí por qué la gente se reía de esos avisos televisivos de un segundo de duración en que los candidatos independientes ni siquiera alcanzaban a pronunciar su nombre. Puede que sea chistoso acordarse de cosas como “Rosa de Aric”, pero al reírnos simplemente damos muestra de nuestra impotencia al ser víctimas de una ley electoral absurda, diseñada por y para un grupo de personas que ni siquiera se arruga en informarle a los candidatos independientes y excluidos que los cupos están llenos hasta nuevo aviso. En la década del 60, los negros del sur de Estados Unidos debían subirse en la parte de atrás de los buses públicos porque los asientos de adelante estaban reservados para los ciudadanos de primera clase. En la ley electoral chilena, a los que no son miembros del club ni siquiera los dejan subirse a la micro. Los garabatos de Escalona a Gómez no me llaman la atención por el hecho que un político utilice palabras más fuertes que “popó” y “caca”. Más bien me parecen interesantes porque dan cuenta de la desconcierto de un personero político ante la más mínima manifestación de disidencia en una carrera que hasta el más iluso sabía que ya estaba corrida. Como dije en otra oportunidad, he visto peleas de los Titanes del Ring en que el desenlace era más incierto. Te he contado también acerca de mi participación en las primarias de EEUU. Me imagino que alguien como Escalona sencillamente se habría quedado sin garabatos para proferir en contra de todos los candidatos que se atrevieron a desafiar a la que en un principio era la ganadora segura, Hillary Clinton.
Lo peor de todo es que estos saludos a la bandera ni siquiera tienen dientes. Llamar a las candidaturas de Enríquez-Ominami o Navarro “curas de Catapilco” es darles una importancia que ni siquiera pueden aspirar a tener. Todo el mundo sabe a dónde van a ir sus votos en segunda vuelta. ¿Cuál es el sentido, entonces, de lanzar una tercera candidatura? La gente que tradicionalmente ha votado por la Concertación puede estar muy desencantada, pero el miedo a que gane la Alianza les gatilla una suerte de síndrome de Estocolmo que los hace identificarse con la coalición que por años ha tenido secuestrado su voto. Más aún, la mayor parte de estos “referentes” que aspiran a “renovar” la política tienen corta vida. ¿Qué ganó el país (y para qué hablar de los partidos que se escindieron) cuando colectividades como el partido Humanista, el partido Verde (QEPD) y otros abandonaron la Concertación? ¿Qué ha ganado el PC, salvo un par de puestos a nivel municipal, subastando cada cuatro años sus votos para la segunda vuelta?
Terminar con el sistema binominal no es la panacea que va a desatar una ola de inscripciones en el registro electoral ni terminar con las juventudes de los partidos en que el miembro más joven no sabe lo que significa la palabra “bacán”, pero es un objetivo bastante más urgente que concentrar esfuerzos apoyando o criticando candidaturas independientes.
Es cierto lo que dices respecto de la importancia final de poner fin al sistema binominal, pero sabemos que ese objetivo es inalcanzable en el mediano plazo, y sólo se va a lograr en la medida que las zonas más débiles del actual sistema político se reblandezcan aún más. Es decir, primero, más de dos fuerzas políticas tienen que ver la ganacia de acabar con el binominal o verse obligadas a ello.
ResponderEliminarPuede que el caldo de cultivo para eso sea el fin de la Concertación (no sé cómo operará dicho mecanismo, por ejemplo, a tres bandas), puede que no, pero de seguro no va a ser bajo un gobierno de la derecha, por lo que en lo inmediato, sí creo que las corridas por fuera de concertacionistas están marcando el juego político y el pálpito de lo que podría llegar a suceder, mucho antes de que se sueñe con cambiar el binominal.
Tampoco estoy en condiciones de augurar los resultados parlamentarios de un eventual pacto por omisión entre la Concertación y el Juntos Podemos. Capaz que lo responsable sea eso, y en tal sentido, flaco favor hace Marco Henri... etécetara, pues veo que detrás hay una agenda que se sitúa en un escenario de una derecha triunfante, y no en una alianza política suficientemente robusta como para de una vez acabar con el sistema binominal.
“… en vez de gobernar para hacer, en mayor medida, lo que los adversarios quieren, resulta preferible contribuir a crear una realidad que reclame de todo el que gobierne una sujeción a las exigencias propias de ésta. Es decir, que si llegan a gobernar los adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque -valga la metáfora- el margen de alternativas posibles que la cancha imponga de hecho a quienes juegan en ella es lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario.” Jaime Guzmán.
ResponderEliminarSé que no aportó nada nuevo, pero aún así creí que valía la pena traerlo a colación.
El sistema binominal, tal como opera en Chile, no permite la creación de una tercera fuerza con representación parlamentaria y por lo tanto ese escenario no se va a dar jamás. Tienes razón que un gobierno de la Alianza no va a reformar el sistema, pero la Concertación tampoco lo ha hecho en 19 años. Ninguna de las dos coaliciones hegemónicas es tan suicida como para abrirle la puerta a un nuevo actor. Da lo mismo si son fuerzas menores o partidos con más del 5% de la votación como el PC. Siempre va a ser mejor aplicar la matemática binominal en que el 5% se convierte en 0% si los candidatos no pertenecen a los partidos dueños de la pelota, la cancha y el árbitro.
ResponderEliminarEs por eso que me pregunto cuál es el objetivo de la candidatura de Marco Enríquez. El tipo no es iluso ni tonto y pese a que no votaría por él, le reconozco el coraje de criticar a su coalición a sabiendas que sus líderes no son muy dados a aceptar cuestionamientos. Sin embargo, tampoco le he escuchado nada acerca de prolongar este esfuerzo una vez que venga la inevitable derrota. ¿Cuál es el propósito entonces de estos saludos a la bandera? ¿Lucirse en el debate? ¿Crear conciencia de las carencias del sistema para que luego a todos se les olvide durante la histeria de la segunda vuelta? ¿Acaso Hirsch no cumplió el mismo rol durante el debate pasado? Antes de Hirsch vinieron, entre otros, Max Neef, Reitze, el cura Pizarro, Gladys Marín, Sara Larraín y, si nos ponemos generosos, hasta Fra Fra. ¿Alguno de ellos produjo algún cambio? La verdad es que no creo en la idea de “reblandecer” el sistema político. Basta con que las coaliciones gobernantes no sean tan tontas como para cambiar la ley. Si no, pregúntaselo al PR, que año a año y elección tras elección logra subsistir pese a que la mayoría de su base electoral esté domiciliada en el cementerio, todo gracias a que saben con qué candidato alinearse (primero con Aylwin y Frei, luego con Lagos y Bachelet) en el momento correcto.
La idea que si ganan los otros todo sería peor es persuasiva, pero también es la misma excusa que permite la perpetuación de esas agencias de empleos que son los partidos modernos, con ministros multitalentosos que se pueden desempeñar en cualquier cartera, repartija de puestos en directorios y la inactividad criminal en temas urgentes como la salud reproductiva, una reforma del sistema carcelario o una negociación colectiva que permita a los trabajadores obtener algo más que un aguinaldo dieciochero y un canasto de productos a fin de año.
El sistema binominal favorece la existencia de dos conglomerados fuertes, pero no lo asegura. En el hipotético pero realista caso en que la Concertación se hiciera bolsa ¿qué pasaría?
ResponderEliminarEn mi manera de ver existen las siguientes combinatorias de tres fuerzas (los descolgados serían satélites de una u otra, conforme las circunstancias):
PS-PPD-PC / RN-DC / UDI
PS-PPD-PC / DC / RN-UDI
En tales casos, la competencia sería a 3 bandas y en cada distrito o circunscripción habría un perdedor por bloque. Por ejemplo, en Santiago Oriente, la izquierda pa la casa, y en Poniente, la UDI o la DC, dependiendo cuál va sola.
Ahora, en mi entender toda esta crisis es porque la DC se convirtió en un partido sin público objetivo; quien es católico y "progresista" puede perfectamente identificarse con el PPD, y quien es "guatón", puede inclinarse por RN o el partido de Adolfo.
En fin, creo que estamos en un año de reconfiguración de fuerzas.
Yo sigo pensando que desde hace ya muchos años la "Concertación" no es más que una gran empresa contratista (con muchos empleados repartidos por el país) que constantemente gana la concesión de la Administración del país ... tal como ByN en Colo-Colo y Azul-Azul al "plumífero infesto"
ResponderEliminar... No hay doctrina, no hay ideas, no hay principios, no hay valores, no hay ideología, ni visión de mundo ... tan solo, la compulsiva necesidad de mantener la posición de poder, y el trabajo a una red de tecnócratas (algunos muy buenos, y muy eficientes) y de "vagonetas" que de otro modo no encontrarían pega ...
Con ese objetivo, utilizan el arma del miedo de ver a la derecha en el gobierno, para convencer a los accionistas (electores, perdón) una y otra vez, y sin asco volver a sus sillones olvidando porque están ahí.
Siendo estrictos, el gobierno del "Berlusconi" chileno será de tan solo 4 años, y si bien será patético, quizás sea el justo castigo para un país arribista que ha hecho de todo para despolitizarse, donde sus ciudadanos se preocupan esencialmente solo de ganar $$ ... y el resto que se joda.
Yo lo único que les digo (a los de la "Concesión") es ... hagan la wea que quieran pero con mi voto no. Resuciten a Frei, reinventen a Aylwin, convenzan a Lagos ... hagan lo que quieran, pero no cuenten con mi voto.
Aunque seamos pocos, yo sigo creyendo en construir un Estado que aseguré realmente determinados derechos a la población: salud, vivienda, educación, pensiones dignas, un medio ambiente limpio y un ingreso familiar mínimo digno ... entre otros, (pero de verdad), recien ahí empezaría a conversar.
El resto, las configuraciones, las alianzas, boicots, complots, estrategias políticas, los apellido con guíon, la endogamia política ... me dan igual.
Como comunidad política podríamos crearnos el Estado que se nos diera la gana, pues bien ... hagámoslo ... ¿por qué tengo que pagar por enviar a los niños a la escuela? (porque si no reciben la educación que dan las municipales, y es como el hoyo - salvo casos puntuales), ¿por qué seguir pagando por la Universidad? (porque para algunos es un servicio, por ende un negocio), ¿por que seguir pagando por Fonasa? (será poco, pero si me enfermo yo sigo pagando, porque para el Estado es un Negocio), porque seguir pagando por pasar por las calles de la ciudad? (porque le pertenecen a alguien, que hace un Negocio), porque tenemos que tener un sistema de pensiones de capitalización individual en vez de uno solidario? (porque así ellos pueden especular en la Bolsa y hacer negocios ... y luego los giles pierden la plata en una crisis)
... porque tenemos que seguir insistiendo en una Cocnertación que solo se ha preocupado de administrar un gran negocio, apelando a la retórica vacía del peligro de la derecha, o manoseando el tema de los derechos humanos para despertar sensibilidades anti-dictatoriales.
Yo voy por romper el Binominal, por juzgar al mar de corruptos concertacionistas, y todos los que desvalijaron el país durante la dictadura ... finalmente al privatizarnos el país, se robaron nuestras empresas y muchas de nuestras propiedades (incluso el INACAP). Vivo Hz0, sintió el olor a putrefacción, y declaró su distanciamiento ...
... quizás ande en un día negativo ... pero con el asuntito de las pirmarias mulas, la pelotudez de Escalona (y si lo mandan cagando de una buena vez, podrían aprovechar), el "reload" de Frei, sumado al clásico tongo que ofrece el "vendedor más grande de mulas" que haya visto la Política desde Silvio; solo me viene a la mente la canción de Bersuit ... Sr.Cobranza "Son todos narcos y de los malos ... y váyanse todos a la concha de su madre"
Salud.
Mauricio:
ResponderEliminarTienes algo de razón, y algo de paranoia hay en el temor que expreso porque salga la derecha. Confieso que para mi es una pesadilla pensar en un UDI en el Ministerio de Educación o de Salud, pues preveo retrasos en los "temas morales" muy perniciosos para todos. Me da lipiria pensar que Vasco Moulian sea Ministro de Cultura. La política exterior de Chile sería vergonzosa, y menos mal que la guerra de Irak fue antes y no después, porque de seguro habríamos entrado a la globalización temiéndole a Osama Bin Laden y las amenazas de la Triple Frontera.
En otras cosas tengo menos temor, como que Codelco se habra minoritariamente a privados, pero no deja de inquietarme que al poder social y económico, la derecha sume el político, para qué hablar de los medios de comunicación, pues no habría nada de nada (salvo este blog, jajajaja) y de las políticas laborales, pues si ahora son anémicas, con Piñera serían inexistentes o una copia de la gerencia de recursos humanos de LAN.
En suma, entre caca y pichí, prefiero pichí, así de simple. Al menos por 4 años más, a ver si alguien quiere fundar una nueva república.
quien es andres alme-ida, un borracho latero y maricon.
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