Todos sabemos cuál es el negocio especulativo entre la prensa deportiva y el mundo del fútbol: subir los bonos de unos, bajar los de otros, esperar las grúas y recoger lo que cae de los traspasos. Tal vez no haya plata involucrada, pero sí presencia, teléfono abierto y esas cosas por las que se desviven los ágiles de la prensa.
Pero la gracia es que sea piola, y Fernando Solabarrieta, definitivamente no lo es.
Todos sabemos también de su amistad con Acosta, y como éste sujeto maneja sus amigos como auténticos activos.
No, Fernando, en Colo Colo no queremos a Acosta (aunque Piñera tal vez sí, como que empatizan).
viernes, 17 de abril de 2009
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Andrés, Acosta no es un mal entrenador, y para un plantel, en el estado que lo dejó el enfermo de Barticcioto, es quizás el técnico ideal. Impresentable lo del llorón mamón, cuando ganó el campeonato el año pasado el mérito era de todos, técnico y jugadores, cuando las cosas se ponen negras se pone a llorar y tira a partir plantel: "que no me respetan", "que fuman", "que toman". Bonito líder. Con Borghi, al parecer todo era relajado y distendido, pero nadie dudaba de su autoridad, y el equipo ganó 4 campeonatos y mostró el mejor futból que le recuerdo al Colo desde el 91.
ResponderEliminarEs más, para el clásico del domingo (el que tú veras por televisión), me preocupa más Colo Colo sin el enfermo victimizado que con él.
No discuto que no se podía seguir con Barticcioto y tal vez tengas razón con Acosta, lo que me empelota es el juego de intereses entre la prensa deportiva y ciertos personajes, disfrazando de opinión técnica o de información, maquinaciones comunicacionales para poner o sacar a éste o aquel.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Además, este imbécil cambio los antiguos relatos televisivos, sobrios y técnicamente informado, por un lloriqueo cornetero e hiperventilado. Sobalapietra, nos pudiste invertarle mejor nombre.
ResponderEliminarNo Acosta por ningún motivo... nefasto. No caigamos nosotros en la tipica costumbre nacional (no solo de darnos vuelta la chaqueta), sino de olvidar ... Acosta representaba todo aquello que había "fracasado" (las malas artes, el modelo de gestión "chocopandista", los cagüines de camarín, la mafía hecha fútbol, además de ser un técnico medio ratón) ... razón por la cual se trajó a Bielsa (a la selección) ... aunque yo sea de los pocos que no está de acuerdo con haberlo traído.
ResponderEliminarAquí el problema de fondo es B&N , la S.A. , el capital especulativo, que en tiempos en que no se puede exportar carne (lease jugadores) , que necesita inflar , para capitalizar ... y prefiere la figura mediatica (que da publicidad), al tecnico que le sirve al Club...
Sobalaprieta ... impresentable, como de costumbre ... que nefasto tenerlo en la TV. En fin.
Estimado, el periodismo deportivo trabaja para subir y bajar bonos de los jugadores... el periodismo político trabaja para subir y bajar bonos de los políticos... el periodismo cultural trabaja para subir y bajar los bonos de los artistas... Ya no hay salú
ResponderEliminarNelson Acosta es la versión sofisticada de Santibañez, y Solabarrieta, Solabarrieta es inclasificable, porque pese a que no soy dado a sentir vergüenza ajena, este sujeto me enseñó lo que eso es cuando profirió en Atenas "estoy llorando, estoy llorando", por el triunfo en el tenis. Era mi cumpleaños y me lo amargó, así como me impidió disfrutar la medalla de oro.
ResponderEliminarNo se lo perdono.
Ah, perdón, otra vez que sentí vergüenza ajena fue en el Mundial de Alemania, cuando el local goleaba a Arabia Saudí, y Mauriziano se preguntaba por qué todos los equipos de África progresaban, menos Arabia... ¡qué imbécil! e insistía con la idea, pero ningún patiño se atrevió a decirle "ejem, Mario, Arabia Saudí está en Asia".
Quizás habría diferenciar el periodismo deportivo, del comentarismo deportivo y este de la lectura de noticias deportivas ... y todos ellos de Sobalaprieta cuya mamonería tal como dice Andrés es inclasificable ... simplemente el hace "Sobalaprietismo" , espero que sea una práctica que no se difunda demasiado porque provoca nauseas, dolores de cabeza, vergüenza ajena y alimenta el odio (cuando abre la boca, dan ganas de matarlo)
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