lunes, 4 de mayo de 2009

Póngale nombre a la gripe


Si alguna vez me supe la tabla periódica se me olvidó, y creo que a propósito porque no hay nada más odioso que las cosas que no se llaman por su nombre.

Por eso no sé bien cuáles serán las causas de rebautizar la gripe porcina por el ultra científico nombre –esperen un momento que tengo que buscar– AH1N1.

Según entiendo es por presión del sector pecuario (y el cura Hasbún), preocupado por la estigmatización que puede sufrir el cerdo, y así evitar que reflexionemos acerca de las pandemias por zoonosis asociadas a la producción industrial de cerdos (hoy), pollos (gripe aviar) y vacas (el mal de las vacas locas, por lejos el mejor nombre).

Bueno, supongo que es por la misma razón por la que no es muy sabido que el virus ISA –que afecta los salmones chilenos– es causado por un piojo asqueroso que se da en las condiciones de hacinamiento en que se producen los peces.

Lo curioso es que los medios de comunicación aceptaron el cambio de nombre de una manera pavorosamente acrítica y de un día para otro la más famosa gripe del siglo XXI ya no tenía nada que ver con eso de comer chancho.

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