jueves, 12 de noviembre de 2009

Si es por derribar muros


Es completamente comprensible la algarabía desatada en Europa al conmemorarse los 20 años de la caída del muro de Berlín. Ese acontecimiento marcó el final de una época terrible y oscura y, lo más emocionante, la reunificación de un país tan admirable como Alemania. Algo de la emotividad que provoca en quienes vivieron directamente este acontecimiento puede apreciarse si uno vuelve a escuchar esa impresionante obra musical de los Pink Floyd, que lleva precisamente el título “The Wall”. No hay nada más hermoso que derribar muros y prisiones.

Pero, esta celebración, para ser completa, debería estar acompañada de una reflexión sobre el significado de este y otros muros similares que todavía existen en nuestro planeta y que son tan terribles como estos 45 kilómetros de ladrillo y alambre que cortaban en dos a Berlín, Alemania y la Europa entera.

Ahí quedan como lacras similares, y (lo peor) en plena fase de masivo avance y construcción el tristemente célebre muro de la frontera Estadounidense-Mexicana, y aquel horrible e indignante mamotreto
con que Israel se “protege” de los Palestinos en Cisjordania.

El primero de ellos tiene 595 kilómetros de extensión y más 800 kilómetros de barreras, erigidos para evitar el paso de ilegales y también para marcar la división entre dos sistemas y cultur
as. El segundo, más terrible aún, tendrá al ser concluido la extensión de 721 kilómetros en aras de evitar el "contacto" entre los colonos israelíes y las hordas palestinas, desde ya hacinadas en lo que les queda de su Patria antigua y violada. Unos y otros han sido levantados con elevados justificativos (por parte de quienes los construyen) y sacrificios enormes (para quienes son sus destinatarios). ¿Podrá la alegría berlinesa sensibilizar a la humanidad y tornar más comprensible el significado de estos nuevos monumentos a la vergüenza?








Por Cortisona

4 comentarios:

  1. El disco "The Wall" de Pink Floyd data de 1979, diez años antes de los hechos reseñados.

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  2. Se te olvido el muro de lo Barnechea
    tipea "muro lo barnechea" en google

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  3. El fin de semana leí algunos artículos que mencionaban la reticencias de Miterrand y sobre todo de Tatcher hacia la unificación de Alemania. Decía el artículo de El País que Tatcher no sólo lo veía inconveniente sino que además tenía una afrenta personal con Helmut Khol. Sin embargo, el espíritu pragmático inglés, dice El País, la condujo desde la oposición acérrima hasta la participación entusiasta en un proceso del que la caída del muro parece más la creación de un símbolo que la efectiva superación de una mentalidad.

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  4. Así es, The Wall de los Pink Floyd antecede y quizá "inspira" un poquito en los europeos de esta generación el afán de derribar muros (mentales, materiales, políticos, religiosos, filosóficos y un largo etcétera). Por eso escucharlo ahora en torno a la celebración berlinesa entrega a quienes no estuvimos allá esa sensación de alivio que provoca el que algo terrible caiga ante tus ojos y gracias a tu puño, martillo y letra. No es coincidencia que Roger Waters, el líder de los Pink Floyd, hubiera convocado 10 años atrás a varios rockeros y estrellas pop para que lo acompañaran a interpretar una vez más esta célebre obra musical ante lo que quedaba del muro de Berlín y una multitud agradecida y desenfrenada.

    Lo del Muro de Lo Bernechea en Santiago, construida por la Alcaldesa Martha Ehlers para "combatir la delincuencia de la comuna", es una muestra en chiquito (pero igual de nauseabunda) de lo que venimos comentando.

    Otro muro que olvidé mencionar, es el Muro de los Lamentos en Jerusalén. Pero ésta es otra historia. No precisamente una de oprobio y división; pero sí de lágrimas y arrepentimiento.

    Pucha que hay montones de muros en torno a la miseria humana!

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