Rangers y la señora Fifa

Diversas lecturas se pueden hacer del “caso Rangers de Talca”. Desde una perspectiva “reglista” podemos hablar del clásico sujeto aprovechador que tratando de pasarse por el aro las normas, intenta sacar ventajas “extra deportivas” (poner más extranjeros que los debidos). Una vez descubierto y sancionado recurre a cuanto tribunal hay, hasta que alguno acoja su reclamo, sin importarle las consecuencias con tal de salvar el pellejo (de ellos conocemos a varios, uno paradojalmente relacionado con la Talca financiera).

Pues parece tradicional en Chile, y en particular en el fúbol, recurrir de vez en cuando a las “malas artes” para obtener beneficios, cuando las cosas no van como se quiere, esperando no ser pillado o salir indemnes. Ejemplos sobran, desde colusión a sobornos, pasando por malversación de fondos, coimas, quiebras o fraudes. Sin embargo, pocos lugares son tan proclives a la lógica de los hechos consumados como éste del fútbol. Sin embargo, se puede sobornar al guardalíneas, “presionar” al árbitro o dar “estímulos” al rival, pero rara vez se anulará un resultado.

Pero si vemos el caso "Rangers" desde otro punto de vista, el “tramposo” se conviete en víctima de una mafia aún más grande. Un simple peón de un tablero de ajedrez. Más allá de lo formal (el frescorrajismo talquino), este caso nos ilumina sobre el inconmensurable poder que tiene la FIFA, cual Gran Iglesia Madre del Mercado-Fútbol Mundial. Su palabra es sacro santa y sus normas también. Todo debe ser visto y resuelto bajo su alero, nada puede ser ventilado fuera. Si llegas a llevar un litigio al mundo del derecho y los tribunales normales, te excomulgan y expulsan de la orden del fútbol. Pero no sólo a ti, corre riesgo toda tu congregación (federación) si el castiga individual no es ejemplificador; y pues para no ser castigado, hay que sacrificar al "díscolo" o agachar el moño.

Traduciendo al lenguaje del fútbol, si un club lleva un reclamo a la justicia ordinaria, corre el riesgo de ser desafiliado y no puede volver a competir en ningún campeonato organizado por la FIFA (es decir, todos, desde ligas amateurs al Mundial de Clubes). Luego de la “gracia” del síndico de quiebra de Rangers de llevar su reclamo a un tribunal, la federación local decidió no continuar el torneo. La respuesta de la FIFA, en tono de sugerencia obligatoria, fue “resuelvan” el asunto en 72 horas y castiguen a la roji-negra oveja descarriada o se arriesgan a ser castigados ustedes, desafiliados y quedar fuera del mundial. ¡Fuera del Mundial!

Pero el aguerrido y solidario pueblo chileno, fiel a su tradición de defensa de los débiles contra la prepotencia de los poderosos, que nos hizo ser un asilo contra la opresión en el pasado, cerró filas contra el desvalido. Rápidamente se cuadro con la FIFA, contra el "discolo" cuadro piducano exigiéndole a la ANFP “castigemos rápido a Rangers ... , que no por unos pobres diablos que se las quisieron dar de vivos nos vamos a perder el mundial". Harold, como Poncio Pilatos, se lavó las manos y entregó al club talquino a las manos de la prensa y los hinchas. ¡Todos contra Rangers!

Sin embargo, detrás de estas lecturas emerge la sospecha de una oscura artimaña en el seno del poder. Habría una conspiración brasileño-italo-germano-argentina en contra de la Roja. Se habría ofrecido a los acreedores y accionistas de Rangers, el pago de sus deudas y un bono en dinero, a cambio de presentar un recurso judicial, para poder luego hacer lobby ante Blatter para desafiliar a Chile temporalmente y evitar así que juegue el mundial. Detrás de toda la operación estarían Grondona, Pelé, Beckenbauer y Albertini, asustados por el buen juego exhibido por el equipo nacional y la posibilidad de que Chile salga campeón del mundo en Sudáfrica, humillando a sus respectivas selecciones. Nos quieren eliminar por secretaría.

Se ha tratado de concebir a la FIFA como la transnacional más grande del mundo (con millones de empleados), como una organización con mayor representación que la ONU (con 208 miembros) o como una mafia de carácter global. Lo cierto es que si no agachas el moño te desafilian y si lo hacen te quedas sin trabajo y para siempre. En esta situación, se podría unicamente armar partidos amateur contra las selecciones de Laponia, Groenlandia, Tíbet, Kurdistán, Somalilandia y la República Turca del Norte de Chipre... y tratar de convencer a otras grandes selecciones como Abjasia, Chacemira o Sahara Occidental.

Por JC-SCG