No escuchaba a Mercedes Sosa desde hace siglos. O sea, la última vez que la escuché fue en el siglo XX, que pasó, y en gran medida eso es como si fueran siglos. Creo que la útima vez que me senté a escuchar a Mercedes Sosa todavía existía la Unión Soviética y era un acto de resistencia pues acá gobernaba un tal Pinochet.
Ayer murió Mercedes Sosa y ya son muy pocos los que quedan vivos que representaron una América Latina mestiza, indígena, melancólica, izquierdista y esperanzada. Murió este año Benedetti, también, y da la sensación de que el panteón atronador de antaño se queda mudo y expuesto al lento pero indeclinable olvido. Atahualpa Yupanqui, Alfredo Zitarrosa, Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa se convertirán de a poco en hitos de un pasado remoto y campesino, y –aunque su arte sea fértil y para nuevos músicos– enterrados con ellos queda irremediablemente también una América soñada, que alcancé a soñar tardíamente, por lo que me siento viejo, y también un poco nostálgico, ahora que los únicos rostros de evocación campesina que encumbran las urbes, son los de los futbolistas.
Una cordillera furiosa. Una hoz. Un martillo. Un mapa continente de una hacha de guerra. Algo que resquebraje el cemento éste de estas supercarreteras que sólo llevan más cemento hasta el último interior del bosque.
Una guitarra de palo.
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Para mí, Mercedes Sosa siempre fue la hermana chica de Violeta Parra, la que continuó cantando lo suyo con una dignidad a prueba de balas. Ese carácter melodramático de la canción latinoamericana me parece que es un legado del mundo indígena que Mercedes Sosa también defendió como nadie.
ResponderEliminarComparto esa sensación, ciudadano Almeida. Tiene que ver con el cobijo moral con el que crecimos. Sin estas personas uno siente que la amabilidad viene por decreto, la sencillez es el gusto por el bricolaje y la izquierda es "gasto social".
Nos pusimos nostalgicones! Alguien oyó a Charlie en la Cooperativa la semana pasada? Dijo algo así como que Mercedes es para él una madre, una inspiración, no sé qué más, pero que eso de ícono de las izquierdas de latinoamérica y voz de los pueblos, ché, "si ella tenía su tarjeta de crédito en el bolsillo, como yo mismo y varios otros".
ResponderEliminarMe conmovió tu comentario sobre Mercedes Sosa. Sensible, inteligente y visionario.
ResponderEliminarFelicitaciones!
Muy conmovedora la nota sobre Mercedes Sosa. Es cierto, con ella se va toda una época y como que son enterrados varios de los valores que ella representa. Y eso nos deja sumidos en ese sentimiento tan agudo y ambiguo que es la nostalgia.
ResponderEliminarPero, también me pregunto en contrapunto, haciendo una cota al titulo de la columna: ¿qué es "lo que se queda de Mercedes Sosa"?
No sé, luego de leer el comentario adjunto sobre Farías y su desbocada imbecilidad, creo que la simiente y los rostros de personas como la Mercedes Sosa todavía siguen activas y de marcada urgencia en tantos casos de América Latina, como en la increíble persistencia de los mapuches por mantenerse en Chile y Argentina como pueblos. Así que mucho me temo que no solo nos ata la nostalgia por lo que se va con la Negra Sosa, sino algo más, que continúa pendiente como esperanza y que sigue amamantando de su canto.
Fan: Que use o no tarjeta de crédito me parece una perogrullada: ¿la quieres convertida en un hermitaño para reconocer que su imagen se armaba de valores que están desapareciendo? Ella (que creo que también era un ser humano) habrá cambiado de parecer, de ideología, de gusto y de ropa como todo el mundo. Eso no quita ni pone.
ResponderEliminar¿Qué clase de ley es la que pena la nostalgia?
Linda la Mercedes, yo no digo lo contrario, y no hay delito en ponerse nostálgicos, nada más espero que no nos suba la fiebre como con Michael o, peor aún, que nos embarquemos en una de esas canonizaciones de izquierda que no tienen nada que envidiarle a las vaticanas.
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