gesto típico y autoritario, al parecer desterrado
Anoche vi una entrevista extensa al candidato de la derecha en el programa Cadena Nacional, de la que creo es posible extraer algunas pistas acerca del modus operandi de su campaña y tratar de ver cómo eso afecta sus pretensiones presidenciales.
Primero. El tipo se mostró inusitadamente relajado, muy lejano de otras ocasiones en que lo vi lleno de tics, manías y enumeraciones con los dedos. A pesar del tono distendido del programa, creo que su nueva actitud responde a un trabajo consciente para humanizar su rictus y sacarlo de la imagen de un empresario estresado y pedante. Por primera vez lo vi reirse de una manera no estudiada, claro que había un motivo poderoso, se hablaba del fallido intento de derribe del puente de Bitar, con toda la prensa presente.
Seguramente en su comando agarraron el video de Kramer y lo analizaron en detalle para podar todo lo que se presta para el ridículo del candidato. Esto, sumado a la versión 2.0 de Frei, habla de un nuevo quehacer en política, que seguro se liga a las artes histriónicas. Atención amigos actores, puede haber pega por esos pagos.
Punto para Piñera.
Segundo. En mi parecer Piñera está logrando tocar la fibra de malestar de la mayoría por los infinitos errores y algunos horrores de la Concertación, y consigue hacer ver al bloque oficialista como un cuerpo cansado, que cumplió una etapa, mientras que por su parte destila un entusiasmo más natural, menos compuesto. Si bien esta es una estrategia antigüa, me parece que hoy es más convincente.
Otro punto.
Tercero. Tiene respuesta para toda encricijada en que pueda ser sometido. Franzani, que no me parece un mal entrevistador político, trató de complicarlo con varios temas, sin embargo, en lo concreto Piñera contestó todo y no dijo nada que no haya ido a decir. En tal sentido, el candidato de la derecha ha desarrollado una estrategia implacable. No sólo se ha puesto en todos los escenarios de preguntas posibles, sino que también –como es sabido– ablanda a los entrevistadores y los medios, obligándolos a ciertos condicionamientos que conjuran toda posibilidad de encerrona. Por eso es que Piñera no va a TVN.
Van tres.
Cuarto. Pese a todo, Piñera tiene flancos muy débiles que pudieron ser mejor explotados y que en adelante le van a traer costos. Por ejemplo, Franzani estuvo cerca de pillarlo con la inconsistencia de ser hincha de la UC y dueño de Colo Colo, pero se le escabulló. Prácticamente dijo que había sido colocolino desde niño sin saberlo, que amó al club el año 1991 cuando salió campeón de la Libertadores y pavimentó hacia su casa un eventual truinfo albo en esta edición de la copa. No obstante, en este punto, el tipo se derrumbaría si se le asociara este aprovechamiento cazurro al episodio en que se da vuelta la chaqueta y pasa de la Concertación a la derecha por un cupo en el Senado, en 1989. También faltó el antecedente de que Piñera se hizo socio de Wandereres y hasta le ofreció plata al loro de mascota cuando iba a ser candidato a senador por Valparaíso, y cuando fue bajado por Lavín se deshizo de todos sus compromisos. ¿Qué confianza puede uno tener con un tipo que instrumentaliza así sus afectos?
Medio punto en contra.
la temeridad es un punto débil
Quinto. Malas y sibilinas ideas para el país. En la entrevista Piñera mencionó su posición frente al voto de chilenos en el extranjero, diciendo que estaba de acuerdo si y sólo si éstos tenían un compromiso con Chile, es decir, que tomen una vez al menos en 5 ó 10 años aviones Lan y vengan a comer empanadas y chicha en cacho. No pues. La nacionalidad es un derecho y nadie puede exigirle pruebas de fe. Además, existen miles de maneras de estar vinculado con Chile a través de internet, por lo que no es necesario tener plata para viajar (¡el turismo como fuente de legitimidad de los derechos cívicos!) y demostrarlo (algo que no debería ni plantearse por principios jurídicos en torno a la igualdad de los chilenos). O sea, creo que basta con que un chileno quiera votar, para comprobar que hay un compromiso con el país, es tautológico. Además, Piñera supone que quienes vivimos acá sí estamos unidos afectivamente al proceso político, lo que es desdicho por todas las cifras de participación ciudadana.
Otra pésima idea: cambiar los criterios de asignación de los fondos para las artes a través de elecciones ciudadanas para elegir qué tipo de cultura queremos (una más nacional, dijo textual)... Por favor, me voy de Chile al otro día en que La Noche se gane el fondo para la música, que la cartelera teatral se llene de obras de Moulian o en el cine abunden películas costumbristas. Eso no es democratización. Eso es una falta de respeto y un desconocimiento total de los procesos de creación artística, que requieren de la misma seriedad de trato que otras materias de política pública. Las artes no pueden estar sometidas a ninguna especie de rating, porque sino se transforman en bufonerías inclasificables. Es tan absurdo como someter a escrutinio ciudadano si es que el Banco Central debe bajar o subir la tasa de interés o si el Ejército debe comprar tanques o helicópteros.
En definitiva, es débil y caricaturizable su posición: un monoriél para Springfield, el Mapocho navegable y una cultura elegida por y para el pueblo (que vuelvan las peleas de gallos y el circo romano, entonces).
Punto en contra.
Sexto. ¿A alguien se le ha ocurrido preguntarle a Cecilia Morel por las socarronerías de su marido cuando se refiere a las mujeres? en el programa Piñera, aquí te las traigo piter, hablaba con total desparpajo de la belleza de las mujeres en la fiesta de la vendimia, cual baco en una bacanal. A mí me da igual, y no soy de aquellos que creen que ser político lleva implícito el sello de la virtud sexual (considero mil veces más ético al libertino Allende que al casto Guzmán), pero qué pensará su mujer. Lo digo porque en la intervención de Miguel Piñera en la entrevista, a su hermano no se le ocurrió nada mejor que felicitarlo por la belleza de sus pololas, y cuando éste algo dijo, el candidato retrucó algo así como "Miguel, no cuentes plata delante de los pobres". What? ¿O sea que para Piñera, su mujer (una mujer madura pero guapa y con talentos propios) es una especie de sopa de cochayuyo?
Punto en contra.
¡Primera en comentar! Al fin pillé un ratito libre.
ResponderEliminarTe encuentro la razón... no quiero que Piñera venda Chile!
Love!
Estas escribiendo bien perrito, te felicito por eso.
ResponderEliminarEn cuanto al contenido, un poco desbalanceada la ponderacion de los itemes merecedores de puntos. Pero supongo que responde a tu sesgo ideologico. ;)
Discrepo respecto a lo del voto en el extranjero. Viviendo en el extranjero, me parece un poquitin osado meter la nacionalidad al baile. Nadie discute que soy chileno, a mucha honra. Pero si no voy a vivir las consecuencias de mis decisiones politicas, no me parece justo que los demas lo hagan. Ejemplo extremo: mis sobrinos a estas alturas ya ni castellano hablan. Ni les interesa ir a Chile. Si dejamos que cualquiera vote sin requisitos, cuando cumplan 18 podrian hacerlo. No me parece razonable. Otra historia es que tipo de requisitos definen si uno "sigue ligado" a Chile o no... pero de ahi a dar chipe libre, no me parece. Asi no vote yo mismo.
Mauricio,
ResponderEliminarhola my friend, gracias por las felicitaciones.
La verdad es que de manera privada también me han hecho notar un "sesgo". Vaya. Es que como no he especificado línea editorial alguna, es lógico. Algo te adelanto, contándote que no pretendo en caso alguno ser objetivo (aunque franco sí), porque eso no existe, ni ecuánime siquiera (tal vez sólo pueda prometer no ser inicuo ni malicioso), porque acá pretendo desarrollar un punto de vista particular, una lectura. Ahora no creo que mi sesgo sea "ideológico" (desde que se me cayó el muro de berlín en la cabeza, eso ya no es posible), sino "gástrico". Hay cosas que me producen bilis y otras no.
En cuanto al voto de chilenos en el extranjero, creo que tus sobrinos sirven tambien para ilustrar mi punto de vista. Si ellos no les interesa y hablan pocazo castellano, veo muy difícil que un día domingo se levanten para ir al consulado de un país con nombre de alimento mexicano a llenar una papeleta, por lo que es inútil y costoso excluirlos.
Por otra parte, el mundo es ancho y ajeno, y si tienes una nacionalidad, por más penca que sea, de algún modo es un salvavidas frente a hecatombes de tu país huésped, y en tal sentido, tiene lógica que quieras decidir el futuro de tu país de origen. Incluso, puede que no quieras volver por cómo están las cosas, y votar es una manera de cambiar contextos que precipiten retornos...
En fin, ya lo dije, pero creo que el hecho de ir a votar voluntariamente un día demuestra y dennota interés y compromiso por el país.
Salú
El derecho a voto de los chilenos en el extranjero me genera reacciones (y a veces opiniones) encontradas. Dada la alta concentración de salvadoreños en Washington, D.C. y sus alrededores, los candidatos de ese país vienen a hacer campaña acá y en general la participación electoral en el consulado es alta. Lo mismo ocurre con los bolivianos del área y con los mexicanos en otras partes del país. Ciertamente, la inmigración a EEUU es una parte integral de la política exterior mexicana y fundamenta la importancia que se les otorga a los votantes en el extranjero. Mal que mal, hay que prestarle atención a la gente que envía remesas por miles de millones de dólares. La situación no me agrada del todo pero es una realidad difícil de contrarrestar (en especial considerando la ausencia de voluntad de los políticos estadounidenses de aprobar una reforma migratoria con soluciones racionales y humanas). Cada vez que leo sobre algo así en las noticias o mis amigos argentinos me cuentan que votaron en la embajada me pregunto, ¿y por qué en Chilistán no?
ResponderEliminarPor otro lado, me molesta esta devaluación de la nacionalidad y la noción que ella pueda ser portátil. No creo en la idea de tarjeta Village de ser “ciudadano del mundo” ni las ciudadanías por acumulación (¿cada vez que me radique en otro país voy a ganar un nuevo derecho a voto?), por lo que si votas en una parte no creo que debieras hacerlo por control remoto en otra. El criterio me parece tan utilitario como devaluador de cualquier noción de pertenencia. Es la exaltación de la máxima “ubi bene, ubi patria” (donde esté bien, está mi patria), que me parece nefasta. Si es por eso, los empresarios que tienen inversiones en distintos países debieran tener derecho a votar en todos ellos. Después de todo, están tan “ligados” a un lugar como el inmigrante que se fue de su país por motivos económicos.
Asimismo, la idea de exigir requisitos para “probar” que uno sigue ligado al país me huele a subterfugio para aplazar el debate, sin mencionar que es impracticable ya que se intenta verificar una noción tan arbitraria como intangible. Algo similar se escuchó del bando que se oponía al voto voluntario: “Votar no es un derecho, es un deber. Hay que asumir dicha responsabilidad porque aunque no queramos todo lo que ocurre en nuestra sociedad nos afecta como ciudadanos”. El raciocinio de los que se oponen al voto de los residentes en el extranjero también alude a la responsabilidad: “El que vota desde otro país no experimenta las consecuencias de su acto y por lo tanto su compromiso es más testimonial que real”. Puede ser, pero dado que creo que en las democracias modernas el voto no tiene nada que ver con ser responsable, no estoy de acuerdo. Votar no implica compromiso alguno, estés donde estés. Nadie se hace “responsable” de su voto en una democracia moderna. Más aún, dado que no conozco ninguna democracia moderna donde las opciones no estén limitadas por cúpulas y las decisiones importantes mediadas por intereses que superan por mucho la influencia del ciudadano medio, votar actualmente no es más que un gesto aspiracional sin mayores consecuencias.
En fin, yo sólo voto en elecciones democráticas (es decir, las del contrato colectivo de mi sindicato o en aquellas que puedan tener un impacto directo sobre mi entorno como, por ejemplo, nuestra gloriosa y rotundamente fallida campaña para hacernos del centro de alumnos de Periodismo). Para elecciones con un sistema distorsionador como el binominal de Chilistán, no participo ni aunque me vengan a buscar a la casa.
Me temo que has dado en un clavo doloroso, por estar justo en el vórtice de todo lo que tiene de ilegítima la democracia representativa.
ResponderEliminarMe explico, no es que crea que debamos adoptar una democracia directa, al estilo de los anarquistas, porque las proporciones de las comunidades humanas actuales lo impiden (no por razones de ética política), pero sí debemos tener claro que hay algo en la faramalla democrática, en el rito electoral, bastante engañoso, y enojoso también, que tiene que ver con quién decide y qué se decide.
Menos creo en modelos autoritarios.
Sin embargo vale la pena preguntarse ¿Al final qué se elije cuando se va a las urnas?
A lo más dos alternativas de menú, pero siempre provenientes del mismo boliche, y según sospecho preparadas por el mismo maestro sanguchero.
Hace rato que postulo que en Chilistán hay cuatro clases sociales básicas: los ricos, los pobres, los ni ricos ni pobres y los políticos. Si bien esta última suele ser un subconjunto de la primera, tiene una identidad particular que se hace solidaria, una consistencia de cuerpo y una capacidad de autoreproducirse y perpetuarse sin mayores alteraciones que no tiene ninguna otra.
Así, ésta clase social monta "fiestas democráticas" en las que en la práctica nada realmente clave se elije, poniendo en juego simplemente quién va a ser el garzón, quién el cajero, quién el lavaplatos y quién el maestro sanguchero, en puestos que además son rotativos.
Claro, puede que sea relevante si la alternativa está entre un sujeto que no se lava las manos después de ir al baño, ni pide perdón y otro que no es tan cochino pero es torpe, flojo y se le atrasa los pedidos (de hecho por eso es que voto), pero al final, ninguno se va a quedar sin pega.
Aunque postulo que este fenómeno debe ser bastante extendido en el orbe –en especial ahora que se ha tecnificado tanto el saber hacer electoral y dado que se requieren pingües sumas para tener una mínima opción de ser electo, lo que descarta de plano cualquier intentona de zutano, mengano o perengano–
creo que Chilistán representa un caso superlativo, en especial por las consecuencias del sistema binominal.
Llevándolo al extremo, el método electoral chileno podría conformar un Congreso enteramente diseñado en un cuartel general con un mapa de distritos y circunscripciones en el que Concertación y Alianza van poniendo un candidato único por cada una de ellas. Saldrían todos.
Aunque el caso es hipotético y extremo, en la realidad hay bastante de eso. Yo voto en el distrito 21 y la Circunscripción Santiago Oriente, y sé, positivamente que va a ganar un DC y un UDI en cada Cámara. Ni si quiera tengo la opción de elegir qué DC o qué UDI porque no hay ni remota posibilidad de primarias.
Más extremo aún es el caso de candidatos únicos por pacto, modelo hecho para que en vez de elección competitiva (al menos al interior del pacto) haya simples aclamaciones (es decir aplusos por haber corrido solo y llegado a la meta) que reemplazan todo lo que pueda concebirse como una elección (tiene que haber alternativas). Así llegó al Congreso el señor Aranciabia y el señor Allamand. Ni Pinochet llegó a tal despapajo, porque aunque corrió solo, existía la posibilidad de que llegara segundo, tal y como sucedió (crédito de la parafrase: Fortín Mapocho).
te falto
ResponderEliminarhttp://www.cubaencuentro.com/es/cuba/cuba-en-la-prensa/chile-el-candidato-de-la-derecha-que-critico-a-bachelet-viajo-a-cuba-en-1995-y-se-reunio-dos-veces-con-fidel-castro-158179
cierto es aquello y en realidad faltaron bastantes otras cosas, como cuestionar el carácter de "emprendedor" del candidato. Que yo sepa fundó una sola empresa (el resto las compró, y eso no es emprender): la de las trajetas de crédito, traicionando de manera rampante a Ricardo Claro, entonces su empleador, quien lo envió a Estados Unidos ver la viabilidad del negocio. Piñera reportó "no way", y acto seguido, se hizo del negocio. Al menos esa la pagó, en el episodio de la radio kioto.
ResponderEliminarahhh, tambien falto recordar cuando se autoproclamo "professor" de Harvard.
ResponderEliminarEl listado Forbes lo cataloga como el billonarion numero 701
http://www.forbes.com/lists/2009/10/billionaires-2009-richest-people_Sebastian-Pinera_YLRC.html
Estimado:
ResponderEliminarLo que más me interesé fue la noción de cultura que debe tener Piñera al considerar que exista una evaluación del pueblo respecto a los Fondos de Cultura. Allí se desprenden varias cosas: ¿Cuá es la concepción de Educación que tiene Piñera? ¿Si fuera Presidente, le dejaría esa cartera a los monaguillos de la UDI? ¿De efectismo pasaríamos a Farandula en el Ministerio de Cultura? ¿Qué pasaría con la poesía, las artes visuales y otras áreas donde su lugar crítico es fundamental y además como asiduo a las masas? Varias preguntas quedan dando vueltas...
Muy buena nota.
Saludos, Jorge