Siento estima hacia el Cisarro. No quisiera tenerlo saltando la pandereta de mi casa pero respeto su testimonio. En Chile, más del 20% de los niños y adolescentes vive en la pobreza (CASEN 2006). De éstos, una ínfima parte delinque; la gran mayoría acepta, quizás con impotencia, que les tocó vivir en un mundo extremadamente desigual y en una sociedad cuya moral promueve el consumo y la iniciativa individual -para la cual se necesitan capitales que no tienen- por sobre el bienestar colectivo y la responsabilidad social.
En los bajos fondos se distingue entre giles y vivos. Los primeros son los que aceptan su lugar mediocre dentro de la sociedad y se comportan conforme a las leyes, van a la escuela, trabajan en donde haya pega, cobran lo que les paguen y paran la olla como puedan. Los segundos son los que no aceptan el condicionamiento material de la pobreza y buscan mejores alternativas económicas en el campo de la ilegalidad. Erróneamente se les llama “antisociales”, como si la legalidad fuera consustancial al orden social. En realidad construyen otro orden social, uno en el que se intenta superar la paradoja de la incitación al consumo cuando no se tiene recursos y de la legalidad inmoral que le subyace. Los que tenemos certeza de que cenaremos ésta y todas las noches, los que tenemos capacidad de ahorro, los que accedemos al consumo tecnológico, etc., debiésemos sorprendernos no de que haya casos como el del Cisarro, sino de que no los haya en mayor número. Debiésemos sorprendernos de que haya gente que opte por ganar un indecente salario mínimo para alimentar a la familia en lugar de vender pasta en su población.
Pero éstos son debates demasiado profundos para la opinión pública chilena... son discusiones políticas y económicas que hace muchos años fueron desterradas del debate público y para cuya negación han sido programadas varias generaciones de periodistas. Hoy lo que interesa es la espectacularidad cinematográfica de las fechorías del Cisarro y la inoperancia de los sistemas de rehabilitación social. ¡Miren que con terapias íbamos a corregir la marginalidad! No nos sorprendamos si, en media o en una década más, empezamos a hablar del problema de las maras chilenas, cuando ya no se trate de casos puntuales de niños delincuentes y de pandillas urbanas sino que de todo un orden social paralelo que no tiene freno. O redistribuimos ahora -riqueza, oportunidades, derechos, pertenencia simbólica- o en diez años más empezaremos a matar pobres a granel como hacen en Brasil, en México, en Colombia o en Centro América.
¿ese niño no se llama Cristobal? decirle cisarro creo que lo estigmatiza mas...gracias a él reformaran SENAME, muestran casos de intervenciones "exitosas" y etc...
ResponderEliminarla otra semana no se sabrá nada mas...
Eso es pura historia oficial, el fondo del asunto es que el Cisarro es un producto exitoso de nuestra sociedad de consumo, concuerdo con Hilgo. Si somos ciudadanos consumidores coherentes debemos festejar este tipo de engendros de mercado, el Cisarro toma Cristal, la chela de las minas tetonas, mechea ropa en Falabella, la tienda de la Maza, fuma Belmont, el cisarrillo playero, y se había choreado un Hunday, tecnología del futuro, a los 10 años! No como otros decimonónicos que aún tenemos semanal de nuestros padres-benefactores.
ResponderEliminarUna pregunta a propósito de lo que aquí se plantea. Asumiendo que la gran mayoría de los que aquí postea ha gozado de un relativo bienestar material y ha tenido oportunidades en la vida, qué pasaría si hubieran nacido y crecido en la marginalidad,¿ apostaría por ser giles o vivos?, yo creo que en lo personal me hubuiera inclinado por la segunda opción.
ResponderEliminarquizás sería un gil avivado: en la legalidad, agachando el moño, partiéndome el lomo, odiando el establishment en silencio, votando por Piñera a ver si me llega chorreo, y aprovechando piola algunas oportunidades del otro lado de la línea: choreándole un poco al jefe, algún tráfico ocasional...
ResponderEliminarLinda pregunta.
ResponderEliminarMe habría gustado ser más vivo que gil, aunque me tinca que no es sólo una cuestión de opción; se es vivo si se es vivo, o sea, si se puede y te dejan. Debe haber como una PSU de viveza que no todos pasan.
Buena pregunta, pero un tanto maníquea (o lo uno, o lo otro, sin otra opción, aunque se pudiera pensar en híbridos intermedios que combinan las dos: vivo-gil o gil-vivo).
ResponderEliminarLa propuesta tajante de que a la gente que vive en estas circunstancias no le queda otra alternativa que ser avivato o gil es un poquito corta. Creo que no logra penetrar ni caracterizar la complejidad de este mundo, donde hay de todo.
Sí señores, de todo...
También creo que el abanico de alternativas, en cualquier escenario, pero no en todos por igual, es abierto y diverso. Asimismo que la pregunta que titula la columna, de la que se cuelga mi proposición, es un tanto maniquea, pero estimulante...
ResponderEliminar¿que tan maniquea puede ser una pregunta que en el propio mundo marginal sirve cotidianamente para separar aguas? la vecina trabajadora que cría a sus hijos con lo que gana planchando ropa de seguro se encomienda todos los días a diosito para que los chiquillos no le salgan malandras como los del pasaje contiguo. ponerse en esa situación de pregunta no significa reducir la marginalidad y su análisis a una cuestión de ser o no ser "vovi", sino que significa entender que muchos cabros de pobla y de no tan pobla se hacen esa pregunta todos los días, de si seguir yendo a perder el tiempo a la escuela o hacerse un nombre y un billete en la calle, y no es malo que la ciber-pléyade de lectores del citizen se ponga por unos breves instantes ante esa disyuntiva de carne y hueso.
ResponderEliminaren mi humilde opinion, la dicotomia vivo-gil se haya presente en todos los estratos de nuestra sociedad, partiendo por la moneda, y desiminandose al resto del pais.
ResponderEliminarSi yo estuviese en la dicotomia, tambien seria "vovi": ya sea mechando en falabella, o pelandome algun florero de la señora maria...
y si el punto es el hyunday que cisarro pidio prestado, ya se olvidaron del chanchullo de Frei 1.0 con los Hyundays para el gobierno?
¿Será acaso imposible que de esos "antros" saliera algún poeta, un héroe humanitario, un cura o una monja, un carabinero honesto, un futbolista impresionante o cualquier otra bondad humana?
ResponderEliminar¿Por que condenarlos de un cajón a todos ellos a incursionar el camino de tal dicotomía?
Me vino a la memoria este excelente tango, de Enrique Santos Discépolo:
CAMBALACHE
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé...
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y "La Mignón",
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón...
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley...
Ché, te aprendiste el tango pero no entendiste la letra!
ResponderEliminar¿Me la podrias explicar? Porfa...
ResponderEliminarCreo que es un debate sumamente interesante y lo saludo por lo mismo, y más porque revive este alicaido blog.
ResponderEliminarEso sí, no deja de darme incomodidad y vergüenza el que un grupo de privilegiados cibernautas aborden la otredad. No digo que no se pueda, pero me es extraño e incluso un poco violento hablar por otros como si éstos fueran el buen salvaje. Es como leer sobre Viernes a través de Robinson Crusoe.
Y sin embargo, no puedo evitarlo. Es más, estoy seguro que prefiriría una vida tránsfuga antes que ganar 200 lucas sentado todo el día en un puesto de peaje.
El respeto ciego a la ley y la estigmatización dogmática a los que la violan sin atender a circunstancia alguna es un típico rasgo del cagón mediocre que se alinea detrás de la respetabilidad y prefiere el orden y la seguridad por sobre la justicia. No seguí esta noticia con mayor detención y no creo que lo que haya hecho este cabro se explique 100 por ciento por las desigualdades del sistema y la cacha de la espada, pero presentarlo como la nueva amenaza social que viene a relevar a la gripe porcina es un despropósito.
ResponderEliminarTodos violamos ciertas leyes en forma rutinaria porque sencillamente no creemos que son tan importantes o porque estamos dispuestos a arriesgarnos pese al castigo. En el caso de una persona sin medios para vivir la vida que cree que se merece se puede al menos entender, si no justificar, su prontuario.
Las condenas bombásticas y el aprovechamiento político que ha despertado este caso dan aún más rabia cuando ves cómo una familia de vivos de clase relativamente más alta es exculpada por la Corte de Apelaciones pese a que su robo es más de lo que un ejército de Cisarros se va a poder chorear jamás:
http://diario.elmercurio.com/2009/08/07/nacional/nacional/noticias/03F683EA-F26C-4105-BCE9-E79BC641DF7C.htm?id={03F683EA-F26C-4105-BCE9-E79BC641DF7C}
Precisamente "Cambalache" es la mejor expresión del espíritu desalmado de "Bizcochito" Santos Discépolo. Para él los principios son defraudados por la cruda realidad, se impone la caída humana como en "Yira yira", cuyo ingenuo protagonista pierde por confiar en el mundo. A Enrique se le define como un moralista decepcionado por la modernidad, que busca golpear la conciencia colectiva. El escritor Nicolás Olivari dijo que él era "el perno humorístico porteño engrasado por la angustia". Pierre Vidal-Naquet dijo de Cambalache que era el triunfo del azar insolente, de la confusión de valores y de la desacralización, un texto magistral de denuncia en contra de la simplona fé en la bondad humana. Ernesto Sábato se declaró seguidor de la filosofía pesimista de Discépolo cristalizada en la frase de Yira yira "el amor se ahogó en la sopa". ¡Tán tán!
ResponderEliminarGracias che “Anónimo” por tu excelente y erudito análisis de “Cambalache”. Al leer tu opinión de que se trata de “un texto magistral de denuncia en contra de la simplona fé (sic) en la bondad humana”, cacho tu desazón por evocarlo a propósito de la eventual bondad humana que según mi peregrina opinión podría subyacer a los humildes de las barriadas. Mi posición de simple aficionado de la música popular no me ha permitido incursionar en las disquisiciones filosóficas y psicoanalíticas de los autores argentinos que, por lo que veo, constituye un auténtico deporte nacional.
ResponderEliminarEn todo caso, de ser como dices, simplemente discreparía de Discépolo (me asumo como Discrépolo; aunque más bien me aventuraría a decir que discrepo con los Discepólogos que lo han caracterizado de ese modo) y tan sólo rescato y defiendo mi evocación de esta canción como un aporte intuitivo, quizá ingenuo, a lo mejor un tanto necio, a la discusión desatada por el ciudadano Almeida, la que desde luego, como otras de antaño, tiene la virtud de ir despertando y desencadenando pensamientos, recuerdos y sensaciones, muchas veces sin ton ni son, sino sólo como prurito mental pajero.
Sigo manteniendo que la bondad humana yace incluso en los bodrios ya descritos. Me eferro a mitos tales como aquel maravilloso de la puta de buen corazón o aquellos que contiene ese hermoso poema de Goytisolo, llevado a canción por Paco Ibánez (seguro que tales creaciones ya habrán sido descuartizadas por sociólogos de la cultura y psicoanalistas, por lo que no me extranaría que se me acusara otra vez de desatinado por evocarla):
Érase una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos.
Y había también
un príncipe malo,
una bruja hermosa
y un pirata honrado.
Todas estas cosas
había una vez.
Cuando yo soñaba
un mundo al revés.
De todas maneras, estimado Anonimo, muchas gracias por la cátedra que me (nos) has brindado.
Tan tán.
El Citizen en gloria y majestad,con anónimo incluido, en todo caso como me dijeron una vez, un@ siempre lleva su OPIS DEI por dentro,creo que es facilista decir que hay que ser avivado aunque ayer me dijeron que ser inteligente es hacer cosas con un menor esfuerzo, sobre las oportunidades en la vida y que incluye la historia personal,me remito solo a esto ¿destino o coincidencia,suerte,etc?...
ResponderEliminarCreo que hay maniqueísmos de lado y lado: este posteo no defiende la idea de que el mundo se divide entre giles y vivos ni entre buenos y malos, sino que explica que la distinción entre giles y vivos es una categorización vigente en el imaginario marginal y que está dada, en importante medida, por las condiciones de vida paradójicas (consumo + exclusión) en que vive parte importante de la sociedad. Creo que sostener que los pobres son malandras o que los pobres son buenos son ambas expresiones de una enorme simplificación que, curiosamente, es denunciada por los propios comentaristas que se abanderaron en aquellas trincheras. Sin embargo, valoro que la discusión haya vuelto a despertar pues el ejercicio crítico es siempre bienvenido.
ResponderEliminarEn tanto por azar del destino me he auto-erigido en Discrépolo, me tomo la libertad de discrepar con Hilgolarton en dos cosas:
ResponderEliminarPrimero, ¿quien de nosotros tiene la autoridad vivencial para afirmar que tal dicotomía (avivato o gil) se origina y pertenece al imaginario del marginal? ¿No será esa catalogación más bien una proyección de quienes ven asombrados desde lejos ese mundo desconcertante e inexplicable?
Si hay alguien que ha vivido desde dentro esa experiecia, le pido respetuosamente mis disculpas.
Segundo: no veo en el debate la formulación de otra dicotomía (buenos y malos), por lo que estimo que esa división no viene a colación. Me parece haber intentado introducir la idea de que hay “algo” en el humano que le permite escapar, ya sea como individuo o grupo, de cualquier dicotomía o esquemática clasificación y ese sería para mí el punto a destacar, si queremos realmente superar las limitantes visiones o análisis binarios, como tan acertadamente nos previene Hilgolarton.
Cortisona,
ResponderEliminar- Si sólo pudiésemos hablar de lo que conocemos vivencialmente, no veríamos más allá de la punta de nuestras narices, no tendría sentido leer o contar experiencias, pobre horizonte ese para el conocimiento humano.
- Yo puedo hablar de esa dicotomía entre giles y vivos que se genera en el imaginario marginal, no vivencialmente porque no nací marginal, pero sí como investigador, entre otras cosas, sobre el imaginario de los niños marginales cuando hice trabajo de campo en centros de menores como, por ejemplo, Tiempo Jóven que es precisamente donde está encerrado en este momento el Cisarro.
- El que planteó la dicotomía entre buenos y malos fuiste, precisamente tú, alejándote del debate que trataba sobre giles y vivos. Tú fuiste quién asoció giles a buenos y vivos a malos a través de frases como “¿Será acaso imposible que de esos "antros" saliera algún poeta, un héroe humanitario, un cura o una monja, un carabinero honesto, un futbolista impresionante o cualquier otra bondad humana?”, la “bondad humana que según mi peregrina opinión podría subyacer a los humildes de las barriadas”, la bondad humana yace incluso en los bodrios ya descritos”...
Apreciado Hilgolarton,
ResponderEliminarGracias por tu aclaración. Aprecio mucho saber que tus contribuciones al tema se sustentan en conocimiento de primera mano sobre estas personas. Por eso pedí anticipadamente disculpas si alguno de los comentaristas contaba con experiencias que le confirieran la autoridad moral para hablar sobre ellos. Y reitero mis disculpas para tu caso.
Ahora bien, el trabajar directamente con estas personas te confiere un conocimiento y vivencias extraordinarias, pero lamentablemente no te proporciona la última y definitiva palabra al respecto. Creo que podríamos discrepar en algo y con todo el respeto sobre la dicotomía que planteas; en mi caso personal también he trabajado con sectores "marginales" (por decirlo de alguna manera) y también tengo mi opinión, que desde luego es una entre varias y de ninguna manera la verdad final. Se trata de posicionamientos ante la realidad, pero jamás la última y definitiva expresión de su corteza y sustancia.
De allí que me permitiera formular la probabilidad de que existan cualidades humanas encomiables en estos sectores, y no una nueva disyuntiva entre "buenos" y "malos". Aunque suene testarudo, lo que mantengo es la tesis de la versatilidad de la subjetividad humana y no su constante caída en inexorables dicotomías o estereotipos.
Esto esta muy lejos de plantear, otra vez, la lucha entre buenos y malos, peor aun situando estas cualidades en determinados grupos sociales. Para decirlo taxativamente, no confío en las dicotomías para caracterizar a los humanos. Si en algún momento reproduje en mis comentarios lo que aquí cuestiono y no me expresé claramente, pues lamento el desperfecto de tal opinión, pero reitero mi afán de sacudirme del análisis dicotómico. Espero lograrlo en algún momento.
En todo caso, Hilgolarton, es un verdadero gusto y placer debatir contigo y sostener la platica con todos quienes nos asomamos para charlar con soltura y entera libertad por estos parajes